Uno recurre a tonos suaves y femeninos; otro explora la paleta de colores para ofrecer un espacio mixto
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RITMO DE CHICAS. En este playroom fresco y luminoso, cuatro hermanas comparten momentos de diversión y creatividad: Clara, Sofía, Trinidad y Milagros, de 10, 7, 5 y 3 años.
* En un espacio para chicos, hay que pensar en materiales de fácil mantenimiento, como el sofá blanco de cuero ecológico, los muebles en laca poliuretánica resistente y las paredes trabajadas con una pintura lavable.
* Como el color lo agregan los juguetes, conviene elegir la pureza del blanco y acompañarlo con algunos toques coloridos en los géneros de cortinados y almohadones. Por la misma razón, no es recomendable recargar con demasiados elementos decorativos.
MUCHO COLOR PARA COMPARTIR. Delfina, Felipe y Lautaro, de 3, 6 y 9 años, encuentran su lugar en este playroom para ser disfrutado entre hermanos o en compañía de amigos.
* Diseñar rincones específicos para cada uso es una buena opción para que los chicos experimenten distintas actividades en el mismo lugar.
* En los espacios destinados al juego, un pizarrón y tizas de colores les permiten crear sin limitaciones y dejar volar la imaginación.
* Los cubos para juguetes con frente de acrílico ayudan a mantener el orden y a descubrir con facilidad qué guardan en su interior.
* Agregar libros con texturas y sonidos pueden incentivar el hábito de la lectura en los más chiquitos.
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