Un grupo de arqueólogos halló la parte que faltaba de una histórica estatua egipcia y terminó con el misterio
Una expedición norteamericana y egipcia encontró lo que fue un monumento a Ramsés II; el cuerpo principal había sido desenterrado por el científico alemán Günther Roeder en 1930
LA NACIONA la hora de pensar las grandes obras arquitectónicas de la historia mundial que representan al planeta, una figura que emerge es, sin dudas, Ramsés II. Es que la estatua de uno de los faraones más emblemáticos del antiguo Egipto, que tiene unos 7 metros de altura y es una prueba de lo que eran capaces de hacer las civilizaciones hace miles de años atrás, sigue maravillando al mundo. Ahora, en una expedición arqueológica se confirmó que fue encontrada la parte superior de una estatua del faraón.
El secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades de Egiptos, Mostafa Waziri, confirmó la noticia a través de un comunicado. Según señaló, se descubrió la parte superior de una estatua de Ramsés II enterrada en la antigua ciudad Hermópolis Magna, donde se lo puede ver con la corona doble de Alto y Bajo Egipto, y un adorno de cobra real, que son símbolos de poder y divinidad.
La expedición arqueológica, que comenzó en 2023 con la intención de explorar el antiguo centro religioso, fue liderada por Basem Jihad del Consejo Supremo de Antigüedades y Yovonna Trnka, arqueóloga de la Universidad de Colorada.
Según los primeros estudios, este fragmento completaría la parte inferior de la estatua descubierta por el arqueólogo alemán Günther Roeder en 1930 en Minya, a 240 kilómetros de El Cairo. Desde entonces, las preguntas sobre resto de esta estatua quedaron abiertas durante casi un siglo... hasta hoy.
Este hallazgo es de vital importancia no solo porque se completó la estatua, sino también porque revela parte del proceso creativo de los antiguos egipcios y sus técnicas para que la estatua perdure en el tiempo. Lo curioso de todo este hallazgo es que también se encontraron rastros de pigmento azul y amarillo en la superficie, algo que sorprende a la comunidad arqueológica por la originalidad de estas espectaculares obras.
“Uno de los problemas de Hermópolis es que está cerca del Nilo. Después de la construcción de la presa baja de Asuán, el nivel freático se convirtió en un gran problema. No había garantía de que la piedra estuviera bien. A veces se descubre arenisca, que básicamente es solo arena o piedra caliza degradada. Podría haber sido simplemente un trozo de roca”, señaló Yvona Trnka, ante la incertidumbre que predominó en esta expedición.
Cabe señalar que la antigua ciudad Hermópolis Magna estuvo en funcionamiento desde el Reino Nuevo hasta la época romana, donde coexistían muchos santuarios que se alzaban para venerar a las divinidades, entre ellos, uno dedicado a Ramsés II.
¿Quién fue Ramsés II?
La importancia de este hallazgo yace en que se trata de uno de los faraones más famosos del antiguo Egipto por ser el tercero en la dinastía XIX (1295-1069 a. C.). Se trató de uno de los soberanos más poderosos y longevos en los sesenta y seis años que tuvo de reinado. Entre la gran cantidad de campañas militares que lideró, la que más se destaca es la batalla de Qadesh, donde se enfrentó al Imperio hitita en tierras donde ahora es Siria.
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